sábado, 1 de diciembre de 2012

CONDUCTA ALIMENTARIA

                      La conducta alimentaria

Las conductas alimentarias están reguladas por mecanismos automáticos mediados por el sistema central.
El individuo normal, en situaciones de no precariedad, presenta unas reacciones adaptadas a los estímulos de hambre y sed, con respuestas hacia la saciedad correctas.
Desde hace tiempo se reconoce al hipotálamo como el lugar donde radican los centros del hambre y la saciedad, pero es a través de la corteza cerebral donde se establecen mecanismo mucho más complejos relacionados con la alimentación.
Es indudable el valor de la alimentación en el desarrollo psicológico, ya desde el pecho materno el niño aprende sentimientos de seguridad, bienestar y afecto, la relación de la comida con estos sentimientos se mantendrá a lo largo de toda la vida.
Es un hecho evidente que algunos estados emocionales, como la ansiedad, la depresión o la alegría, influyen decisivamente en los procesos de la alimentación.
Pero esto no es todo, desde el alba de la humanidad el acto de comer ha sido un acto eminentemente social y cultural.
La obesidad ha significado en otras épocas salud, riqueza y belleza. La delgadez fealdad, penuria y enfermedad, actualmente han invertido su significación social; estamos viviendo el rechazo de las personas con sobrepeso y potenciando un canon de belleza en competencia con nuestras característica étnicas.
¿Qué motiva a las personas a ir en contra de su propia supervivencia por adaptarse a unas normas sociales transitorias? ¿Es el ser humano tan débil? ¿O más bien es la sociedad, la masa como animal, lo que potencia esa debilidad?
En este trabajo he pretendido abordar el tema de la alimentación humana en la cultura occidental de una forma resumida, comenzando con una breve exposición de las bases físicas de la alimentación, para continuar centrándome en la parte social de la ingestión, terminando con un análisis de los trastornos alimentarios más comunes, principalmente anorexia, bulimia y obesidad, centrándome en los factores emocionales y sociales que los inducen.
BASES NEUROFISIOLÓGICAS DE LA CONDUCTA DE INGESTA
La regulación de la conducta de comer depende de la cantidad de glucosa disponible en sangre, pero ni los animales ni los seres humanos comen solo cuando su nivel de glucosa es bajo, sino que la conducta puede ser elicitada por estímulos externos, tales como el olor, ver a otras personas comiendo, relación espacial o temporal con s habitual, aburrimiento, ansiedad,… ésto indica que la explicación homeostática de la conducta alimentaria no basta, existen otros factores determinantes.
En los años cuarenta y cincuenta se llevaron a cabo estudios que dieron lugar a la teoría de que el control de la conducta de comer se da en dos centros:
  • Hipotálamo lateral Centro del hambre
  • Hipotálamo ventromedial Centro de la saciedad
Los investigadores posteriores demostraron que este modelo era demasiado simple, y que deberían tenerse en cuenta otras estructuras y aspectos:
HIPOTÁLAMO LATERAL.- Las lesiones en esta zona ocasionan también trastornos de inmovilidad, indiferencia hacia los estímulos externos, hipersexualidad o ataques de rabia. Anand y Brobeck demostraron que las lesiones en esta zona producen afagia, mientras que Delgado y Anand demostraron que la estimulación de la zona provoca la ingesta de alimentos.
HIPOTÁLAMO VENTROMEDIAL.- Hetherington, Ranson, Brobeck y otros, comprobaron que las lesiones en esta zona producen hiperfagia y obesidad; además, a nivel comportamental, aparecen características tales como la agresividad y la meticulosidad en la selección de alimentos. Las lesiones en el hipotálamo paraventricular han dado lugar a manifestaciones fisiológicas y comportamentales muy similares a estas.





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